Glaucoma

Cualquier persona tiene riesgo de desarrollar la enfermedad, pero es más común en:

• Personas mayores de 40 años
• Hispanos
• Personas con miopía
• Personas con antecedentes de glaucoma en familiares directos
• Uso crónico de corticoides
• Existen tipos de glaucoma que afectan a niños menores de 6 meses o adolescentes
• La diabetes puede causar glaucoma neovascular, el cual si no se trata a tiempo avanza rápidamente y causa pérdida visual irreversible.

Generalmente, no causa síntomas, por eso se conoce como el ladrón silencioso de la vista. Si el paciente llegara a presentar algún síntoma serían los siguientes:

• Dolor severo en el ojo o la frente
• Ojo rojo
• Disminución de la visión o visión borrosa
• Afectación de la visión periférica
• Ver halos de colores
• Dolor de cabeza
• Náuseas y vómito

La única forma de identificar el glaucoma es a través de una consulta con un oftalmólogo para que revise el nervio óptico, los canales de drenaje (ángulo), pruebas específicas para medir la visión periférica (campos visuales, tomografía de coherencia óptica).

El tratamiento del glaucoma va encaminado a hacer más lenta la progresión de la enfermedad y evitar la pérdida visual severa, lo cual se logra disminuyendo la presión dentro del ojo.

Tradicionalmente, se prescriben medicamentos en gotas que se deben aplicar diariamente. Otros tratamientos incluyen el láser y finalmente si la enfermedad progresa existen cirugías como la trabeculectomía o los dispositivos de drenaje que se reservan para casos más avanzados.

A pesar de que el glaucoma no tiene cura, permite hacer más lenta la progresión de la enfermedad y evitar la ceguera.